El ictus deja secuelas que pueden ser físicas, conductuales, emocionales o cognitivas y que deben ser abordadas con una rehabilitación específica, dependiendo de cada caso concreto.
Los enfermos con un ictus, al superar el período agudo de convalecencia, deben recibir un tratamiento neurorrehabilitador precoz. La base de esta terapia neurorrehabilitadora se fundamenta en que el cerebro es una entidad dinámica con capacidad de adaptación o neuroplasticidad (NP). El grado de recuperación y pronóstico funcional de estos pacientes está supeditado a que esa NP se complete de una forma adecuada.
Para ello los tratamientos de estimulación cerebral no invasiva permiten potenciar estos cambios neuronales, gracias a la puesta en práctica por un equipo médico experto cualificado.
La mayor parte de la clínica generada después del ictus no se debe a la lesión en sí, sino a la hiperactividad registrada en el hemisferio intacto, que indirectamente inhibe al lesionado. Con la técnica neurofisiológica de la Estimulación Eléctrica Transcraneal (tDCS), se consigue actuar sobre la neuroplasticidad pudiendo facilitar o inhibir las conexiones sinápticas neurales.
Desde el Instituto Neurocognitivo INCIA potenciamos el tratamiento de neuromodulación mediante tDCS por ser seguro, no invasivo, indoloro y sin efectos secundarios.
Puedes descubrir las ventajas y la aplicación del tratamiento aquí