La estimulación magnética transcraneal (EMT) es una técnica neurofisiológica, que permite la inducción, de forma segura, indolora y no invasiva, de una corriente en el cerebro. Además, aplicada de forma repetitiva (EMTr), la EMT es capaz de modular la actividad cerebral en la región cortical afectada más allá de la duración de la estimulación misma, lo que permite su aplicación en gran número de enfermedades, donde la EMTr es utilizada para inducir cambios deseables en la actividad cerebral y normalizar alteraciones.
La EMTr es una técnica de estimulación cerebral no invasiva para el tratamiento de trastornos psiquiátricos como la depresión resistente, depresión bipolar, trastorno obsesivo-compulsivo, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, abuso de sustancias, entre otras, para el tratamiento de enfermedades neurológicas como el Ictus, el deterioro cognitivo, demencia o enfermedad de Parkinson. Además, está indicada en el tratamiento del dolor (dolor crónico, dolor neuropático, dolor visceral, neuralgia del trigémino, migraña, fibromialgia) y en otras patologías como los acúfenos.
La EMTr es una técnica eficaz y segura para la neuromodulación de redes neuronales específicas con fines diagnósticos y terapéuticos, tanto en niños como en adultos y ancianos.
Además, existen evidencias actuales sobre la estimulación magnética transcraneal y su utilidad potencial en la neurorrehabilitación postictus: ampliando horizontes en el tratamiento de la enfermedad cerebrovascular.
Con la EMTr, entre el 10 y el 20% de las personas estimuladas, se quejan de dolor de cabeza transitorio después de terminar. El dolor cede fácilmente con analgésicos habituales.
Existen algunas condiciones que pueden contraindicar la EMT: el uso de prótesis con componentes metálicos en alguna parte del cuerpo, los marcapasos cardiacos y los implantes metálicos intracraneales; también la presencia de epilepsia mal controlada. El tratamiento debe ser individualizado en cada paciente y deberán ser adoptadas las decisiones oportunas a cada situación.
- No precisa ingreso ni preparación previa.
- El paciente puede retomar inmediatamente su actividad cotidiana.
- Es indolora y no precisa anestesia.
- Es una técnica segura.
- Estimula circuitos cerebrales específicos.
- Disminuye los riesgos inherentes a los fármacos.
- Disminuye la dependencia a los fármacos.
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