Una paciente que sufría de ansiedad y depresión no ha hecho llegar esta carta de su testimonio en agradecimiento por su mejora y cambio de vida gracias al tratamiento de electroestimulación magnética transcraneal (EMTr) que ha recibido en nuestro centro.
Para todo nuestro equipo del Instituto Neurocognitivo INCIA es una satisfacción ver a nuestros pacientes mejorar sesión a sesión. Gracias por tus palabras, M.T.R.S:
Volver a ser la que fui
Ansiedad y depresión son dos palabras que aparentemente no significan mucho y parecen sencillas. La ANSIEDAD es la preocupación excesiva sobre acontecimientos o situaciones del día a día o del futuro. La DEPRESIÓN es una enfermedad clínica severa. Todos nos ponemos tristes por algún tiempo, pero a veces es más que eso puede ser una depresión clínica.
Yo era una abogada exitosa en Colombia. Mis dos hijas estaban bien, una en Barcelona y la menor terminando Medicina en Bogotá.
Siempre fui una persona muy introvertida, muchas veces me tragaba mis emociones con tal de mantener la calma en el entorno.
Un día de repente me empecé a encontrar mal. Fue el primer episodio que me pasó. Después me llevaron a Bogotá donde estuve ingresada en varios hospitales, y cada vez estaba peor. Mi familia decidió traerme a Barcelona donde estuve ingresada y me hicieron en varias ocasiones tratamiento con terapia electroconvulsiva (TEC) y tratamiento farmacológico.
Obviamente todo tiene efecto secundario, empecé a sentir la boca seca, la lengua partida, el pulso alterado, sentía que todo el mundo se reía de mí me sentía sola, cuando salía a caminar sentía que no sabía caminar y observaba a todos a ver cómo caminaban. Sentía como si se me hubiera olvidado comer, y lloraba por todo. Llegó un momento en que pensé ¿para qué vivo?
Cansada de tomar tanta pastilla y de ir a psiquiatras y psicólogos, me puse a investigar dónde hacían tratamiento con Estimulación Magnética Transcraneal y di con la Dra. María Ángeles Idiazábal. Me hicieron 30 sesiones. No me suspendieron ninguna pastilla. En este centro siempre escuché palabras de aliento y frases para animarme, y para que me sintiera segura. En cada sesión me decían Cómo te sientes y yo les contestaba unas veces bien y otras regular. En alguna sesión me puse a llorar. Me decían: no te preocupes que esto tiene efecto retardado. Un buen día me empecé a sentir optimista, siento como si tuviera otras pilas, sentí ganas de redecorar el apartamento donde vivo, de colocarle flores, cojines de colores, de quitar los cuadros antiguos y colocar los modernos. De poner todo a mi gusto, de utilizar mi computador, de montar en una bicicleta fija, de hacerle una linda fiesta de cumpleaños a mi nieta.
Ahora todos los días pienso que voy a disfrutar el hoy, me provoca bailar, oír música, cocinar, cada vez me siento más autónoma y más segura. Me encanta la calle donde vivo, la ubicación, ya soy capaz de decir NO a las personas a las que antes no era capaz de decir NO.
Ya tengo alientos para levantarme todos los días, bañarme y arreglarme. Nuevamente soy feliz cuando entro a un almacén y veo ropa linda y decido cual comprar. Soy capaz de ir a almorzar con una amiga y lo disfruto. He vuelto a reír. He vuelto a sentir amor por mis hijas, por mi esposo, por mis nietos. Disfruto con las cosas más sencillas de la vida, gozo con Mila, la perrita dálmata, de mi hija menor y soy feliz porque siento que ella me adora. He vuelto a escribir que me apasiona.
En la actualidad tomo 6 pastillas y no tomo ninguna para dormir.
Cuando hablo con la gente me dicen: cómo estás de bien. Mis hijas me dicen: Mami estás divinamente. Mi esposo me dice: Cada día te oigo mejor. Estos comentarios me llenan de optimismo.
Nada ni nadie me va a detener para lograr mi meta que es estar cada vez mejor y volver a ser la que fui.
M.T.R.S.