“Mi hijo tiene TDAH y continuamente me veo reflejado en él a su misma edad… ¿yo también tengo un TDAH?…” Este comentario es común en padres y madres de escolares que son diagnosticados de TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) cuando acuden a consulta acompañando a su hijo/a. Entonces, ¿Existe el TDAH en la edad adulta o es sólo un trastorno de la infancia? El TDAH, aunque menos conocido también se diagnostica en la edad adulta y es necesario estudiarlo y tratarlo correctamente. De hecho, el TDAH, pese a que sea diagnosticado en la edad adulta es un trastorno que se inicia siempre en la infancia. Por tanto, las personas adultas diagnosticadas de TDAH tienen TDAH desde su infancia. Un 50% de los niños con TDAH presentará el trastorno en la edad adulta. Lo que ocurre es que en función de la edad los síntomas del TDAH varían. El TDAH se manifiesta de distinta manera en la infancia y en la adultez, y esta variabilidad sintomática, en ocasiones puede enmascarar o confundir el diagnóstico del TDAH al llegar a la edad adulta debido a que se puede complicar con otros trastornos, como trastornos del estado de ánimo (depresión, trastorno bipolar) y trastornos de ansiedad entre otros.
¿Qué síntomas muestra una persona con TDAH en la edad adulta?
El TDAH en la edad adulta suele caracterizarse por una menor hiperactividad, pero la impulsividad (déficit en el control de impulsos) y el déficit de atención persisten. La frecuencia de TDAH en personas adultas es alrededor del 3-4% en la población general (en la infancia alcanza el 8-12%). Si bien es más predominante en hombres, también afecta a muchas mujeres que a causa de su particular manifestación clínica, a menudo en forma de desatención, puede pasar más fácilmente desapercibido y ser infradiagnosticado. La presencia de los síntomas, en función de la gravedad, puede acarrear importantes dificultades y conflictos que pueden interferir notablemente en la vida diaria a nivel personal, a nivel laboral o académico y a nivel social. Las dificultades más comunes que manifiestan las personas adultas con TDAH son dificultades para el desarrollo óptimo de su ejercicio laboral o académico (poca concentración y desorganización del trabajo, problemas para mantener la atención, escasa planificación de las tareas a realizar, dificultad para establecer prioridades, dejar las tareas para más adelante, apuros para gestionar el tiempo, compromiso para enfrentarse a situaciones de estrés), dificultades a nivel personal (baja tolerancia a la frustración, numerosos despistes, olvidos y distracciones, pérdida constante de objetos, cambios de humor e irascibilidad frecuente, dificultad para relajarse, inquietos, sensación de “ir como una moto”, baja autoestima) y de relación social (imposibilidad de esperar su turno o hacer cola, dificultad para mantener relaciones estables, problemas legales, accidentes de tráfico). Si dificultades como éstas son persistentes en diferentes ámbitos (casa, trabajo…) y perjudican e interfieren significativamente en las actividades de la vida diaria impidiendo su normal desempeño es conveniente consultar con un profesional médico cualificado para llevar a cabo un estudio clínico, establecer el diagnóstico y planificar el tratamiento adecuado a cada persona.
El estudio exhaustivo del funcionamiento del sistema nervioso central en las personas con TDAH incluye varios aspectos tanto neurofisiológicos como neuropsicológicos:
- Estudio neurofisiológico de la atención y la memoria. Realización de cartografía cerebral para analizar el estado funcional de la actividad cerebral y potenciales evocados cognitivos para estudiar de forma dinámica el procesamiento cognitivo de la información.
- Estudio de la actividad bioeléctrica cerebral. Realización de electroencefalograma para descartar la presencia de actividad cerebral anómala.
- Estudio neuropsicológico específico para el diagnóstico de TDAH. Estudio de las funciones cognitivas superiores (atención, memoria y funciones ejecutivas…) mediante pruebas estandarizadas.
Una vez practicado el estudio completo, en el caso que se cumplan todos los criterios establecidos para su diagnóstico, se emite el diagnóstico de TDAH. A partir de este momento se puede planificar un tratamiento personalizado en función de las necesidades específicas de cada persona.
El tratamiento de TDAH contempla varios abordajes que se complementan y combinan para conseguir una terapéutica integral. Estos distintos enfoques o niveles de acción engloban:
- Tratamiento farmacológico. Se dispone de un gran abanico de opciones farmacológicas eficaces y seguras para el tratamiento del TDAH.
- Tratamiento psicológico cognitivo-conductual. Se planifican intervenciones psicológicas específicas para cada persona con TDAH en los distintos ámbitos de su vida.
- Rehabilitación o entrenamiento cognitivo de funciones cognitivas superiores. Se desarrollan programas de estimulación cognitiva individualizados para el entrenamiento y fortalecimiento de las funciones cognitivas como la memoria, las habilidades perceptivas, la velocidad de procesamiento de la información, la toma de decisiones, la planificación, la atención, las funciones ejecutivas y el lenguaje.
- Tratamiento con neuromodulación mediante tDCS (transcranial direct current stimulation). La tDCS es una técnica innovadora de estimulación cerebral no invasiva que ha demostrado ser efectiva en el manejo de personas con TDAH mejorando la atención, el control inhibitorio, la impulsividad y la memoria de trabajo (Brain Stimul, 2018; Psychiatry Research, 2017; Front Cell Neurosci, 2016). Tiene un efecto modulador de la excitabilidad neuronal al modificar el potencial de la membrana en reposo, a la vez que incrementa su capacidad para ser modulada y favorece la plasticidad cerebral (capacidad del cerebro de reorganizar sus conexiones neuronales y mejorar su funcionamiento).
En conclusión, y respondiendo a la pregunta “…¿yo también tengo un TDAH?…” Ante la sospecha de un TDAH en una persona adulta, el primer paso es reconocer los síntomas, afrontarlos con valentía y ponerse en manos de un médico especializado para realizar un estudio y diagnóstico correcto. A partir de este punto empezará una nueva realidad vital en la que se argumentarán y comprenderán muchos de los obstáculos y dificultades “sufridos” a lo largo de los años, pero que con un tratamiento y entrenamiento adecuados podrán mejorar su futuro.